Aldana Perazzo es una argentina nacida en el año de 1990, que nos regala esta reflexion acerca de la etenra busqueda del amor, y nos lleva a meditar con profundas reflexiones y una extraoridnario analisis del ser ante el enamoramiento acerca de que tan enamorados del amor solemos estar. Con influencias como Rilke, Oliverio Girondo. Clarice Lispector, Juan Carlos Onetti y muchos mas su estilo nos lleva de la mano a multiples relfexiones.
Pueden leer mas de sus textos en el blog parapalabrear.wordpress.com o seguirla en twitter @aldanaperazzo
Vivimos buscando ese eterno enamoramiento que en su superficialidad no nos permite caer. No es necesario hacerlo, todo es tan perfectamente aburrido.
Casi como esos mares que se mantienen estáticos; seguros pero agobiantes, sin dar cuenta de la amenaza de una posible tempestad. Es este mundo construido por su mente, plenamente calculado y perfecto, pero a kilómetros del piso sobre el que toca estar de pie.
Enamorarse del amor para después tener la caída vertiginosa que te estampa a una realidad no antes pensada. Una caída libre en donde no hay tiempo de amortiguar ningún golpe, pero sí de sanar los moretones ocasionados por la dura estampida.
En este contacto con la tierra los ojos se desvendan, los oídos se destapan. Vuelven los sentidos en su mayor esplendor: empieza la vida.
Y así, el enamorado amor deja de idealizarse, pasa a ser. Y lejos de desnudar al cuerpo, desviste al alma. Lentamente la despoja de todo ideal depositado en su interior.
Y queda ella al descubierto, en una vulnerabilidad que a veces, da frío. En la realidad jamás pensada, la que toca vivir. Su soledad más sola, renaciente sinceridad que pide ser escuchada.
Lo encerramos en una palabra, en ese asqueroso pero entendible empecinamiento que tenemos los humanos de definirlo todo, hasta lo indefinible. Pero no, no sé qué es el amor.
No se trata de dudar de su existencia, sino de cuestionar su abarcamiento. No se trata de nombrarlo ni explicarlo, pero sí de respirarlo en este constante existir. Darle una utilidad, al fin y al cabo, si no es útil, no sirve.
Y si no sirve, no lo quiero en mi vida.
Una histeria positiva, por qué no. Un subibajas, una montaña rusa , un ida y vuelta lleno de vicios. ¿Me es? ¿Nos es?, ¿el amor es? No lo sé. Me gusta subirme a su juego, aunque a veces marea.
Es una ignorancia negativa, desconozco sus reglas. Infinitas y contradictorias lo viven limitando. Porque en este desconocer nos lanzamos a una jungla repleta de bestias dispuestas a encogernos. Flores negras, extrañamente hermosas, rompen con el ideal estereotipado y enseñan que la belleza muchas veces puede ser de una hermosura perturbadora. La aventura da paso a la cotidianidad.
Entonces llega la duda; esa que carcome el cerebro, que hunde en la incertidumbre de querer saberlo todo y no poder saber nada.
Y lo que en un momento supo ser fácil, ya no lo es.
Entonces miro atrás, y pido a gritos que vuelva mi eterno enamoramiento.
Por momentos lo encuentro.Entonces, sólo entonces, creo comprenderlo.
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